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El tabaco ahoga tus pulmones: Día Mundial contra el Tabaquismo visibiliza sus efectos irreversibles
El 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco, una fecha para reflexionar sobre los daños que esta adicción causa en la salud respiratoria.
Cada 31 de mayo, el mundo conmemora el Día Mundial sin Tabaco, una campaña impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que busca visibilizar los efectos nocivos del tabaquismo y fomentar políticas públicas efectivas para disminuir su consumo. A pesar de los avances en prevención, el cigarrillo sigue siendo una de las principales causas evitables de enfermedades crónicas y muertes prematuras a nivel global.
La kinesióloga Natalia Fernández Neumann, subdirectora del CESFAM Santa Julia, señala que “el deterioro de la función pulmonar inicia rápidamente cuando uno comienza a fumar y empeora mientras se mantenga esta adicción”. Aunque los síntomas no siempre se perciben de inmediato, el daño ocurre desde las primeras bocanadas. “El tabaquismo daña las vías respiratorias, los alvéolos y el revestimiento pulmonar, dificultando el paso de aire”, advierte.
Respirar, un esfuerzo para quienes fuman
El daño que provoca el cigarro también se evidencia en el rendimiento físico y la capacidad de realizar actividad deportiva. “Fumar genera disnea, sibilancias y tos, lo que empeora la respiración durante el ejercicio”, explica la profesional. Estas alteraciones impactan directamente en el rendimiento, ya que el corazón debe trabajar más para compensar la falta de oxigenación.
“Además, el tabaquismo provoca alteraciones en otros órganos del cuerpo, prolongando el tiempo de recuperación ante lesiones”, señala Fernández. “Afecta la producción de colágeno, por lo que los tendones y ligamentos necesitan más tiempo para curarse”, lo que representa un riesgo especialmente para personas activas o deportistas.
El camino hacia enfermedades evitables
Más allá de los síntomas cotidianos, el consumo de tabaco está vinculado directamente con enfermedades respiratorias graves y, en muchos casos, crónicas. “El tabaquismo sigue siendo la causa principal de enfermedades pulmonares y también la más evitable”, afirma la especialista. Entre las enfermedades más frecuentes se encuentran la EPOC, fibrosis pulmonar, cáncer de pulmón, tuberculosis, neumonía y crisis asmáticas en personas con antecedentes.
Frente a este panorama, dejar de fumar se convierte en una medida urgente. “Abandonar el tabaco es la acción más importante tanto para prevenir la aparición de enfermedades respiratorias como para frenar su progresión”, recalca Fernández. También destaca la importancia de mantener estilos de vida saludables: “La alimentación equilibrada y la actividad física regular son claves. No basta con dejar de fumar, también hay que fortalecer el sistema respiratorio”.
Para quienes ya están diagnosticados, el control médico oportuno y un tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia. “No automedicarse, evitar agentes irritantes y cumplir con el uso de inhaladores o vacunación según lo indicado por el médico son fundamentales”, advierte.
Beneficios visibles desde el primer día
La buena noticia es que el cuerpo responde positivamente tras abandonar el hábito. “En la primera semana, muchos pacientes notan que su capacidad pulmonar mejora y que respirar se vuelve más fácil”, asegura Fernández. El organismo comienza rápidamente a eliminar sustancias dañinas, lo que permite que la función respiratoria se recupere parcialmente.
En el primer mes, también hay mejoras en la circulación sanguínea, el nivel de energía y la intensidad del gusto y el olfato. “Durante este periodo disminuye notablemente la tos y otros síntomas respiratorios, lo que mejora la calidad de vida de forma inmediata”, señala.
A más largo plazo, los beneficios se amplifican. “Después de 10 años de haber dejado de fumar, el riesgo de morir por cáncer de pulmón se reduce a la mitad en comparación con alguien que continúa fumando”, indica la kinesióloga. También mejora la función pulmonar y se reducen problemas como la tos crónica o la dificultad para respirar.
En este proceso, los kinesiólogos respiratorios tienen un papel crucial. “El 70% de los fumadores consultan al menos una vez al año con un profesional de salud, y muchos manifiestan su intención de dejar de fumar”, comenta Fernández. Es allí donde el equipo de salud debe intervenir.
“El periodo de deshabituación está muy asociado a la ansiedad, por eso los kinesiólogos trabajamos con técnicas de relajación y control de la respiración”, explica. Estas intervenciones, combinadas con tratamientos farmacológicos y apoyo emocional, aumentan considerablemente las probabilidades de éxito.
“Dejar de fumar salva vidas, y nunca es tarde para hacerlo”, concluye con firmeza la kinesióloga. “Cada día sin tabaco es un día que los pulmones agradecen”.